Siempre he pensado que los columpios tienen algo de mágico. El frenesí de tu cuerpo luchando contra la gravedad, en sinfonía con el vaivén de la brisa. Y en el punto más alto tus pies logran tocar el cielo, por un segundo logras olvidar todo y te ves flotando en el aire, por un segundo te convences de que has vencido la caída.
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