lunes, 30 de septiembre de 2013


Él se creía el centro de la existencia humana y no estaba tan equivocado, al menos era el centro de mi vida.

Nunca volverá a amar.



Soy la chica que se crió sin padre, soy la chica que vive en una casa con su madre y dos hermanas, soy la chica que se enamoró, soy la que fue traicionada, soy la que tuvo problemas alimenticios y sigue con miedo de volver a caer en lo mismo. Pero todos los días me pregunto que sería de mi si hubiera crecido con un padre a mi lado, como sería mi vida? ¿Quien sería, si mi primer y único amor, no me hubiera traicionado? ¿Si me hubiera criado con mi papá no estaría triste? Quien sería yo, si hubiera sido otra? Si hubiera estado en el momento indicado, que habría pasado? Que mi padre me haya abandonado fué duro, un gran dolor. Un dolor que no podía poner en palabras. Odiar y amar a mi padre a la vez era una sensación desesperante. La medida del dolor es el amor, no hay dudas, mas amas, más grande es el dolor. El dolor. Uno haría lo imposible por no sentir dolor. No es el odio, no es la maldad, no es la injusticia lo que hace sufrir. Lo que duele es el amor. El dolor, la maldad y la injusticia de los que amas, eso es lo que duele, pero duele con un dolor que mata. No amar, no sentir, incluso odiar, es lo único que puede apagar este dolor. No es la incógnita del futuro lo que nos atormenta, sino la de que hubiera pasado si todo hubiera sido distinto. Como hubiera sido mi vida si yo hubiera nacido en otro lugar, otro país, si yo hubiera sido huérfana, si yo no tuviera un padre ausente sino muerto. Cuando tomamos una decisión, es inevitable pensar que hubiera pasado, si hubiéramos decidido otra cosa, vivimos divididos entre lo que elegimos y lo que hubiéramos podido elegir. Estamos llenos de nostalgia de lo que hubiéramos podido ser. Siempre pensamos que es mucho más feliz de lo que hubiéramos sido, si no fuéramos el que somos. Somos una entre las tantas posibilidades de lo que hubiéramos podido ser. Si queremos ser lo que hubiéramos podido ser, entonces, hay que hacer correcciones. Ya me cansé de llorar por no ser la que hubiera podido ser, hoy quiero ser.
Cuando no te sentís feliz por quien sos, y te lamentas por el que hubieras podido ser tenes solo dos alternativas, o matas al que hubieras podido ser, o matas al que sos. 



pd: estoy con muchas ganas de escribir la novela que les comente ayer, quizas esta semana empiece a escribir algo.