sábado, 10 de mayo de 2014


Se empezó a cumplir esa extraña teoría de que el amor son vasos comunicantes, donde uno quiere y otro se deja querer. Al final con el corazón sin presupuesto, tu te cansaste de perseguir, de no encontrar las llaves que habrían las puertas de mi alma, y una buena tarde, después de unas semanas dándote excusas para no verte, me entere de que volabas en otro colchón, con otra que no era yo, y yo, que tantas veces te esquive, comencé a quererte. Vamos, lo normal.