lunes, 26 de noviembre de 2012

Mi reflejo.


Ella de unos 17 años o menos, castaña, estatura alrededor de los 1,60 metros y de cuerpo grandote (opino que debe pesar dentro de los 55 o 60 kilos), es como una sombre negra que siempre me persigue, como un mal augurio. Todavía no comprendo por qué está tan enojada conmigo, lo único que sé es que cada vez que nos encontramos termino con pensamientos negativos y sintiéndome horrible. No sé que pretende de mi, nunca me habló, únicamente se limita a observarme.
A veces sonríe, eso sí. Pero no con tanta frecuencia. A mí me encanta cuando lo hace. No sé por qué. Pero cuando sonríe me hace sentir bien conmigo misma. Sus ojos reflejan tanta felicidad cuando ríe. Si tan solo supiera que es mejor cuando esta así. Si tan solo supiera que sonriendo acabaría con algunos de sus problemas…

Últimamente la veo mucho mas enojada. Espero que no trame algo malo. A veces pienso que la próxima vez que la vea va a ser capaz de dañarme o matarme. Pero debo confiar en ella, todavía no se comporto mal (quitando de lado las oscuras miradas). Ojala pueda verla pronto sonriendo. Me gustaría mucho.
Hay días que deseo esquivar el espejo para no encontrármela. Bastante que, durante todo el día, estoy odiándome yo misma físicamente. No necesito de ella. Pero ella si necesita de mí, lo noté hace un tiempo. 
¿Por qué es tan mala conmigo? Tal vez tenga problemas consigo misma y por eso me ataca así. Si no es por eso que me abomina no sé porque deba ser. 
Es muy confuso todo esto, ella me confunde mucho… ¡Espera! No es más que un reflejo, mi reflejo. Ella no es otra persona indiferente a mi, ella soy yo. Soy yo mi propia sombra negra, y la chica de las miradas espeluznantes y deseos tenebrosos.

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