Nadie nos dijo como iba a ser, nadie nos dio una receta, tal vez la vida se trata de encontrar ese equilibrio, ese bien amado justo medio. Por un lado tener la fuerza y la capacidad para poder cambiar las cosas que nos tocaron en suerte, para torcer el destino. Y por otro lado tener la fuerza y la templanza para poder aceptar las cosas que no se pueden cambiar. No se puede cambiar lo que no se puede cambiar. Queriendo cambiar tu destino, cambiaste el de los demás El destino de obstina porque hay cosas que deben ser como son. De esta historia aprendí que hay que tener el valor para cambiar lo que se puede cambiar y la resignación para aceptar lo que no podemos. Hay muros que no podemos cruzar, hay que aceptarlo. Y ahí otros que necesitan ser derribados y también hay que aceptarlo.
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